Todos hemos perdido alguna vez nuestras alas. Descendemos rápidamente hasta chocar contra el suelo… y nada más. Solo suelo duro y frío, realidad. Creo que en este momento no encuentro heroico el levantarse e intentar volar… es más, diría que es un acto cobarde. En esta ocasión lo acertado es no hacer nada. Chocar fuerte con la realidad y quedarse allí, con ella… aún sabiendo que duele.
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