"El escritor es un ingeniero del alma"

jueves, 1 de marzo de 2012


El amor es como una paquete de yogures de sabores. Lo compras pensando que acabarás por comer todos los yogures, sea cual sea el sabor. Aguantarás todos sus defectos, aunque te saquen de quicio. Pero lo cierto es que al final siempre ocurre igual, acabas comiendote los del mismo sabor. Pasas por alto solo ciertas cosas de su personalidad. ¿Y cual es la consecuencia? Los sabores que no te gustan, aquella cosas que te detestas de la persona, se acaban acumulando en tu interior... o en el caso de los yogures, en el frigorífico. Pero la cosa no queda aquí. Tú quieres más de aquellos sabores que te gustan... pero sientes remordimiento por comprar más sabiendo que el frigorífico esta plagado de yogures (aunque no sean de tu gusto). Lo que ocurre al final es que los yogures se caducan y al igual que el amor empieza a "oler mal"... después de esto lo único que puedes hacer es tirarlos y prometerte que has aprendido la lección.
Pero como seres humanos que somos volveremos a caer una y mil veces, porque a pesar de saber que puede que salga mal tienes la esperanza de que algún día aparezca alguien del cual no te importe nada... alguien por el cual estés dispuesto a digerir cualquier cosa, tenga el sabor que tenga.

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