"El escritor es un ingeniero del alma"

domingo, 26 de abril de 2015



En este momento el debate interior que tiene lugar dentro de mi alma me impide dormir. No puedo más. Tengo que elegir entre una parte egoísta necesitada de tu apoyo en tal día como hoy y otra que me susurra la posibilidad de una felicidad en ti residente en otros lugares. Pero lo cierto es que no sé qué me horroriza más.
Quisiera pensar que en unas horas aparecerás como siempre, sonriente, para desearme un feliz cumpleaños. Traerás toda esa alegría que impregna cada uno de mis sentidos cuando pasas por mi lado. Pero ambos sabemos que eso no ocurrirá.
Cabe la posibilidad de que creyeras que en ocasiones no supe valorar aquello que hacías para hacerme feliz pero a mi manera intenté exteriorizarlo lo mejor que pude. Y a día de hoy me pregunto una y otra vez qué hice mal para que en este momento no estés junto a mi. Aquí. Deseando el mejor día y haciendo de él algo inolvidable.
Tú, que inundaste desde el primer momento mi alma con tu forma de ver las cosas. Tu vacío que hoy tanto duele aquí.

viernes, 24 de abril de 2015



Cuando alguien prepara un viaje tiende a planear todas aquellas cosas que se llevará consigo. Intenta no olvidarse de nada que pueda servirle a lo largo de la estancia. Cepillo de dientes, toalla, mudas limpias, cargador del móvil... Sin embargo, cuando planeas una aventura coges las cosas más cercanas en ese momento y te lanzas al vacío como si tu vida de ello dependiese.
Yo siempre he creído que el amor era algo así, una aventura. No te lo vas a creer pero cuando estás en el lugar de partida tienes mucho miedo e impaciencia. ¿Será como esperabas el viaje? ¿Estarás a la altura para disfrutar al máximo de la experiencia? ¿Cómo acabará? Miles de preguntas inundan tu cabeza y tu espíritu, pero tu corazón desea que ojalá nunca encuentres la respuesta y mantengas ese éxtasis inicial que la vida nos da. Como en toda aventura, a lo largo de ella se encontrarás algunos obstáculos, lugares que no fueron tal y como te lo imaginabas o museos que no contenían las obras que anhelabas. Y ello no es motivo para desistir ni mucho menos, porque incluso de aquellas cosas que menos nos gustan podemos aprender. Lo importante aquí es seguir viajando.
Y a día de hoy puedo afirmar que tú sigues siendo mi pequeña gran aventura. Me pregunto día a día que nos deparará el camino y cómo acabaremos. Mi alma anhela no encontrar respuesta jamás y mi corazón me dice que no puede albergar más amor hacia tu persona. Eres mi viaje, te encuentro en cada canción y en cada libro. Reconozco tu pasión en más de una letra y sonrío al recordar alguna que otra de tus hazañas. Estoy completamente enamorada del olor que dejas en mi almohada y la pasión que desprendes cuando hablas de qué quieres llegar a ser y serás.
Eres el viaje, la aventura, el miedo, el éxtasis, la locura, la pasión de saber que nunca encontraré a nadie como tú. A nadie más.



No sabes cuánto desearía poder expresar en palabras todo lo que siento,
desnudar ante ti mi alma que aún a día de hoy se siente perdida.
Ni te imaginas cuántas dudas sobre mi persona inundan día a día mi ser
y cuantos miedos me acechan en las esquinas de mis recuerdos.
Ojalá existiera algún idioma más allá de la palabra y los hechos
creado a través de sentimientos que nos permitieran transmitir.
Hoy me veo y no puedo olvidarme de todo lo pasado,
pero hay algo en mi interior que me grita: inténtalo otra vez.

domingo, 19 de abril de 2015



El paso de las horas comienza a recobrar sentido si al final de ellas me espera tu sonrisa recordándome que el mundo no es un lugar tan malo. Apareces y el sol inunda ampliamente todas las instancias y recovecos de mi alma. Tu simple presenta conlleva a la huida del dolor junto a mis miedos en algún lugar profundo de mi alma.
Hace tiempo alguien me dijo que una de las mejores cualidades que poseía era la de generar felicidad a aquellos que me rodeaban en su vida cotidiana. Y aunque a día de hoy sienta que en ocasiones he perdido por completo esa capacidad la simple idea de tu presencia genera el nacimiento de una esperanza de recuperar esa cualidad perdida.
Cuando decides querer a alguien con todo tu ser también aceptas la posibilidad de que ese amor sufra cambios, se desgaste, cambie o incluso que se acabe. Pero también te comprometes a luchar por su perseverancia con todas las armas posibles que existan.
Siento mucho, en lo más profundo de mi alma, no poder curar todo ese dolor o miedo que te inunda. Deseo con todas mis que encuentres la respuesta a todas las preguntas que algún día te plantees sobre la vida. Y te quiero, con toda mi alma y mi ser.
Porque tú eres quien ha dado sentido a la palabra amor.


Hundida, perdida, abandonada, desquiciada. Sentirse como quien espera en un escalón algo que nunca pasará por el simple hecho de mantener vivo algún sentimiento que le recuerde la supuesta vitalidad que reside en su persona. Cuando nada es suficiente y crees que todo lo que haces no cambiará nada deja de brillar tanto la luz que vislumbramos al final del extenso túnel que nos lleva a la desesperanza.
Hoy, podría definir mis sentimientos como indescriptibles puesto que nada ni nadie podría incitar al nacimiento de un nuevo sentimiento en mi alma. Al menos no uno bueno.
No hay nada detrás del punto final. Se acabó todo aquello que había dentro de ti. Te acabaste.

domingo, 12 de abril de 2015


Me pregunto si alguna vez has sido consciente del daño que nos has hecho durante todos estos años. Si en algún momento te has parado a ver algo más que tu propio ego para poder vislumbrar las heridas causadas a partir del egoísmo que siempre has desprendido. Y en las noches de oscuridad, cuando todos los demonios venían a visitarme me cuestionaba cómo podías dormir sabiendo que nos robaste durante tanto tiempo las ilusiones. Que la vida se nos escapaba entre los dedos mientras intentábamos lo único que podíamos hacer por ti: quererte.
Y hoy sigo pensando que nunca cambiarás. Pero ya no me importa. Porque nunca más volveré a recuperar todo el tiempo que perdí intentando sacarte de la oscuridad. Nunca nadie me preguntó qué sentía yo cuando, como cada día, volvías irrumpiendo la paz e imponiendo tu verdad. Porque me cansé de vivir esperando generar afecto en tu persona. No pienso volver a dejarme enredar entre tu miedo.
Ya no soy una niña a la que puedas gritar.



Fingiremos que todo sigue bien hasta que nuestras almas comiencen a desprender el hedor a putrefacción proveniente de un ser al que la vida se le descompone por momentos. Continuaremos mirándonos con desdén mientras recreamos sonrisas falsas para hacerles creer que somos menos infelices dentro de nuestra amargura común. Defendamos esos principios que tanto nos definen para luego poder deshacernos en casa de todas las ideas que marquen algún signo de identidad propia.
No creo en una sociedad que utiliza pastillas de la felicidad para ser menos infelices. Desconfío de aquellos que tan solo tiene la capacidad de pensar en su propia persona.
Dejé los sueños en alguna esquina de la ciudad y ahora no sé donde volverlos a encontrar. Perdí las ilusiones paseando entre mis miedos en las largas noches de dolor. Robé el tiempo de aquellos que creían quererme por creerme imprescindible en un mundo donde todos, absolutamente todos, no seremos nada más que sombras.

Solía creer que una vez superada una serie de cuestiones estas no volverían a aparecer de nuevo en mi vida. Pensaba seriamente que existía una escasa probabilidad de tener que enfrentarme de nuevo a los mismos monstruos que en antaño me acechaban. Pero lo cierto es que como siempre, tan ingenua de mi, confié en un mundo que a mi parecer debería devolverte todos aquellos sueños que te ha ido robando a lo largo de los años.
Me pregunto una y otra vez: ¿No es suficiente? Y el dolor es el encargado de responderme que tal vez podría aguantar algo más. El problema reside cuando ese algo más es mucho más y acabas soportando igual que Atlas el peso del universo entre tus hombros. Y vuelves a cuestionarte: ¿podré con algo más? Mientras el mundo se encarga de volver a traer a tu vida un monstruo más.

Momentos en las cuales te cuestionas si algo más puede ir de forma más catastrófica en tu vida. Hace tiempo pensaba que cualquier cosa que pudiera sucederme sería capaz de superarla con fuerza de voluntad y constancia. Una pena que hoy no siga siendo así...
Hay ocasiones en las cuales no hay solución posible a tu alcance. Se acabó. Llegaste al final y no era posible hacer nada. ¿Y ahora qué?
Nada más.

viernes, 10 de abril de 2015



¿Qué hacer cuando el mundo te desgarra el alma cual ave rapaz que acaba de apresar la comida entre sus garras? ¿Debemos dedicarnos a buscar consuelo en los aspectos mundanos que la sociedad nos ofrece? ¿O tal vez el retozo en una creencia carente de comprobación exacta sea todo lo que necesitamos?
Hoy, me encuentro decepcionada con aquellas cosas que la Tierra me ofrece en su día a día. Tal vez no sea más que una racha procedente de las grandes expectativas que deposité desde un principio en aquello que me rodea. O incluso resida en el dolor causado por las incidencias que la vida hizo en mi alma a pesar de mi corta edad de vivencias.
Sin embargo puedo alegar que sigo sonriendo ante la entrada del sol por las rendijas de la ventana mientras la luz inunda sigilosamente estas frías paredes blancas que han sido testigo de tantos sentimientos adversos. Puede que todo esto no sea más que un enfado pasajero que acabará esfumándose con el nacimiento de nuevas flores en mi jardín.
Cabe la posibilidad de que no esté decepcionada, sino herida, porque el mundo sigue siendo bello y yo aún tengo los ojos heridos.