Me hablas de eternidad mientras describes rostros de dioses que nunca conseguirás alcanzar. Dices que quieres ser algo más que alguien a lo que yo respondo que cabe la posibilidad de no ser nunca nada. Y ahora vienes con paso erguido y expresión taciturna a explicar que el límite dejó de serlo para convertirse en meta y la huida comenzó a ser una opción a la lucha. Rosas y espinas, realidad y dolor..
Refugiemosnos en la idea de que siempre nos quedará la primavera.
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