"El escritor es un ingeniero del alma"

miércoles, 10 de abril de 2013



Creer, confiar, querer.

Creer, confiar, querer es natural en el ser humano.
La desconfianza, la mentira, la traición existen, sí, pero no son lo usual, lo de todos los días.
Si no, ¿por qué habría de llamarnos la atención, de sorprendernos tanto -cuando nos toca- el que alguien nos haya enga­ñado, perjudicado?
Si eso fuera lo más frecuente, no nos dolería: ya tendríamos una coraza para de­fendernos. Una costra amarga protegiendo nuestra sensibilidad.

Creer, confiar, querer... es natural y es hermoso.

Sin fe, sin confianza, sin amor, ¿cómo haríamos para sonreír, para criar a nues­tros hijos, para estrenar con ganas un par de zapatos caminadores, para revisar el extracto de la lotería a ver si nos sacamos aunque sea terminación?

Creer, confiar, querer...

Porque no se puede vivir bajo una cam­pana de vidrio: asfixia.
Ni en una torre de marfil... desde la que no se huele el pasto recién cortado...
Ni con guantes, sin sentir el calor de la mano que estrechamos.
Es preferible vivir expuesto a vivir a la defensiva: creer y ser engañado alguna vez y no, vivir desconfiando.
Llorar, a veces... habiendo reído mu­chas otras.
Sentir, sentir todo hondamente, aunque lo que tengamos que sentir sea a veces tris­te, muy triste... y otras, muy hermoso.
Poldy Bird.

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