"El escritor es un ingeniero del alma"

miércoles, 13 de noviembre de 2013


La probabilidad de encontrar un trébol de cuatro hojas es de 1 entre 10.000, 1 entre 1,960,000,000 de que un asteroide impacte contra la Tierra, 1 entre 3,106,880 de morir fulminado por un rayo y 1 entre 11.500 de ganar un Oscar. La probabilidad es un proceso aleatorio, razón entre un número de casos favorables y un número de casos posibles. Puede o no puede ser. Tú u otro. Pero nadie escapa de las leyes del azar.
El problema está cuando el número de casos favorables es mayor de lo esperado haciendo del suceso algo casi dictado por el destino. Pero, ¿existe manera de escapar? Hay quien se aferra a este dictamen matemático como si de una salvación o condena se tratara. Pero si la probabilidad de morir por cáncer es de 1 entre 499. ¿Por qué no pertenecer a esos 498 restantes? ¿Por qué tendemos a creer que seremos ese uno entre tantos? Tal vez la convicción de que es mejor esperar lo malo que tener esperanzas en las buenas noticias es algo demasiado extendido.
Y hoy, desde mi pequeño rinconcito de las letras hago un llamamiento a la esperanza. Porque puede que todo indique que algo va a suceder pero tan solo basta un segundo, un cambio de planes, para que la situación gire cambiándolo por completo.
"Fuimos, somos y seremos veletas al viento... Lo que hoy te abruma mañana cabe la posibilidad de que te haga reír, y lo que hoy te hace reír mañana puede convertirse en tormento. Cambiemos la dirección del viento"

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