Huye de las mujeres inteligentes. De esas con las que puedes tener largas conversaciones en la madrugada, las que no se asustan ante las adversidades y crean oportunidades de los lugares más insospechables. Nunca hables con aquellas chicas cuya mirada refleje ternura y sus palabras firmeza, inseguras de sí mismas pero constantes ante sus principios. Corre de las que escriben, porque esas lograrán crear castillos de la palabra y destrozos de los silencios. No acojas en tus brazos a una de esas mujeres porque después no podrás volver a dormir sin su recuerdo, vivir sin necesitarla, sobrevivir a su amor.
Nunca te enamores de una mujer inteligente. Porque aunque creas que tú has ganado la partida siempre queda la revancha. Y ellas sí saben contratraatacar.
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