Te recorre las venas lentamente, quemándote cada uno de los órganos y llegando a consumir tu cerebro. Duele. Duele mucho. Me pregunto por qué habrá tenido que venir a mi en estas noches tan frías, buscándome entre la soledad promovida por un miedo a la nada. Y me acoges en tus brazos, me meces entre el triste devenir del tiempo. Cuidas de mis miedos besándome la piel, desnudándome las dudas y vistiéndome los recuerdos, esperanzas.
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