El fin de los principios fue lo que paradójicamente nos llevó a enfrentarnos a la realidad. La crudeza con la que nos golpeó la vida nos hizo darnos cuenta de cuánto añoramos volver a ser pequeñas personas con ilusiones a flor de piel. Los sueños se esfumaron entre la agitación y el miedo a no saber qué es de la inestabilidad vital.
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