"El escritor es un ingeniero del alma"

martes, 9 de agosto de 2011


Quizas tuvimos los ojos vendados...
Había una vez una niña que se pasaba el día recortando: buscaba el muñeco de papel perfecto. Recortó y recortó, gastó todo el papel que había en casa y fue a la calle a pedir más... Todos aquellos muñecos que no le gustaban los tiraba, hacía una bola de papel y los lanzaba a la papelera. Un día, después de mucho tiempo creyó haber conseguido su propósito y se sintió completa. Tenía aquello por lo que tanto había trabajado... Pero tiempo después comenzó a no verlo tan perfecto: tenia los picos doblados, alguna que otra mancha y estaba arrgugado. Hizó con el al igual que con todos sus intentos: mandarlo a la papelera. Justo cuando iba a tirarlo vió como al fondo de la papelera se encontraba otra bola. "Será alguno de mis intentos", pensó. Al abrirlo vió que no se equivocaba, era uno de sus intentos, pero este a diferencia de su "muñeco perfecto" no tenía manchas, ni los picos doblados... Por supuesto que tenía alguna que otra arruga, pero causadas por ella.
Con esto quiero dar a entender que nos pasamos la vida encontrando algo perfecto y despreciando aquello que creemos que no lo es, cuando en muchas ocasiones somos nosotros las causas de esas imperfecciones.

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