"El escritor es un ingeniero del alma"

lunes, 12 de mayo de 2014


Se acercó sigilosamente hacia su cuello recorriendo con la yema de los dedos su espalda mientras sentía como su respiración se aceleraba. Sonrió tímidamente en su interior clavando los ojos en el cielo. Siempre había querido construir castillos en el aire, donde la única ley que impera es la del viento. Donde la libertad es algo más que una quimera.
Le susurró al oído que nunca le iba a poder olvidar mientras que colocaba la mano sobre su pecho besando dulcemente sus labios. Acto seguido, se alejó lo más rápido que pudo de él abandonando la sala al ritmo del enérgico y a la vez seductor paso otorgado por la combinación de los altos tacones y un poco de maldad.
Ya no estaba dispuesta a pedir tan solo que le cortaran la cabeza. Ahora, también quería su corazón.

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