"El escritor es un ingeniero del alma"

jueves, 17 de julio de 2014



Y allí estábamos, como si nada hubiese pasado a lo largo de todos estos años. Como si no hubiéramos sufrido en silencio cada una de nuestras caídas. Mientras removíamos el chocolate intentaba explicarte qué tal es mi mundo ahora que estoy aprendiendo a vivir, ahora que acepté tantos hechos sucedidos. La lejanía separatista entre ambas hizo tregua por momentos mientras que aquel pequeño postre tomaba forma. Comprendí que siempre iba a poder volver a aquellos momentos en los que tú cocinabas y yo te observaba, deseando que ese momento se hiciese eterno y esta efímera felicidad algo más real.

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